miércoles, 21 de abril de 2010

Antón - Senderos - Ostinato


Por los senderos del CD


Publicada en Diario UNO el 12 de octubre de 1997

Un año antes, Susana Antón aseguraba (por si hiciera falta) que «grabar un CD con obras propias es toda una aventura». La «aventura» quería definir la situación en la que se encuentran los compositores argentinos de música «académica» (un término polémico pero el único disponible por ahora). Grabar sus obras, contratar músicos capaces de interpretarlas, conseguir un público que se anime a oírlas. Pedazos de la aventura que, en el caso de la mendocina Susana Antón, ha sido llevada a cabo. Y el resultado, al fin del itinerario, tiene un nombre y una forma (redonda): Senderos, el disco compacto.

Génesis
El deseo y las primeras conversaciones para grabar Senderos «nacen en el ’90», según la remembranza de Antón. Pero recién, luego de cinco años, el ansia toma forma cuando el grupo mendocino Ostinato (un grupo de pianistas liderado por Dora De Marinis que se dedica al repertorio argentino) recibe el premio ACE por la grabación de un CD con piezas de Alberto Ginastera. La profesora Susana Antón (docente de Armonía en la Escuela de Música UNCuyo) se siente en la obligación de transmitir sus felicitaciones y, en esa charla, el grupo le expresa: «nosotros podemos llevar al disco las obras tuyas que lleven piano». Así, para hacer corto el trecho que va del dicho al hecho, Antón y los pianistas de Ostinato se abocan al trabajo. La mayoría conocía bastante las obras, así que fue cuestión de duro trabajo y de arreglo de tiempos. Los pianistas se unieron a otros músicos y el disco, al fin, puede ponerse en la compactera.

Partituras en Cuyo
El trabajo de composición en Mendoza, puede imaginarse, es una tarea rara, imprecisa, sujeta siempre a la incertidumbre. Antón lo reconoce: «yo intenté muchas becas para irme. Pero es tan burocrático todo que el tiempo no me da para eso. Así es que decidí que lo mejor era quedarme, estudiar, escribir. Tuve una buena base de educación, y con eso he hecho todo». La profesora comenzó así, primero, a escribir como parte de sus estudios. «Comencé a trabajar con orquestas, con la posibilidad de escuchar mis obras para componer. Así fui haciéndome compositora. Yo no soy rápida para escribir. Pienso mucho todo, "mastico" la idea hasta llegar al resultado final». En pocas palabras, Antón ha resumido los ejercicios de supervivencia del compositor mendocino. Sangre, sudor y lágrimas.

Las piezas, el disco
Didar (para piano solo, por Dora De Marinis), Momentos (para clarinete y piano, por Carlos Céspedes y Gabriel Löfvall), Sonatina (para fagot y piano, por Andrea Merenzon y Elena Dabul), Preludios (para piano, por Julio Ogas) y Canciones (para canto y piano, por Gloria López y Marcela González) son las obras registradas en este Senderos grabado por el sello Cosentino.
Obras con influencias que van de Debussy a Boulez, pasando por Schönberg y que muestran cuán serio puede ser el trabajo compositivo en Mendoza. Sangre sudor y lágrimas. Y la música, por encima.

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