sábado, 15 de agosto de 2009

Mahler y Rott - Sinfonía Nº 1 (versión Hamburgo) y Suite orquestal - Hermus


Rott y Mahler en un mismo disco

La cruel enfermedad mental y la temprana la muerte que le siguió convirtieron en vanas las esperanzas cifradas en Hans Rott (1858-1884). El gran Anton Bruckner, su maestro de órgano, había visto en el vienés unas cualidades compositivas tales que se atrevió a profetizar sobre su alumno favorito: «Grandes cosas escucharán de este hombre».
El legado, en suma, fue breve, pero intenso, a juzgar no sólo por lo que hoy podemos, con discos como el que comentamos aquí, cotejar a más de un siglo de su creación, sino por la influencia que el joven Rott ejerció sobre sus contemporáneos y amigos. Y, en especial, sobre uno que lo sobreviría lo suficiente como para convertirse en un sinfonista de la estatura genial de Bruckner. ¿Quién? Gustav Mahler.
Mahler (1860-1911) fue compañero de estudios de Rott y alcanzó a conocer sus obras tanto como para tenerlas en altísima estima hasta el fin de sus días, llegando incluso a estudiarlas para interpretarlas como director.
Esta valiosa grabación del sello alemán Acousense ofrece el estreno mundial de la inconclusa Suite para orquesta, pieza de Rott de la que se conservan (probablemente en un estado no concluido) dos de los tres movimientos planificados, el primero y el último, en los que ya puede advertirse el estilo del compositor como instrumentador, estilo en el que también es posible reconocer rasgos del futuro Mahler (lo propio sucede con la Sinfonía en Mi mayor). Rott no alcanzó a concluir esta suite a pesar de que su intención era ofrecerla completa en un concurso del que también participó Mahler, con una pieza hoy extraviada: una obertura para la nunca compuesta ópera Los argonautas.
El viejo compañero de Hans Rott aparece en este disco junto a él, nada menos que con su Sinfonía Nº 1 «Titán», aunque en una versión anterior a la «definitiva». Como se sabe, Mahler proyectó la composición de un poema sinfónico a partir de la lectura de la novela El Titán, de Jean Paul. Una primera versión de esa obra recibió estreno en 1889, en Budapest. Tras algunas modificaciones, volvió a ser estrenada en Hamburgo en 1893. Esta versión estaba acompañada por un programa (a la manera de la Sinfonía fantástica, de Berlioz) e incluía el famoso movimiento sinfónico Blumine, ubicado en segundo lugar. El texto programático definía así a cada movimiento:

Titán: un poema sinfónico con forma de sinfonía (en dos partes)

Primera parte: «De los días de juventud. Flores, frutas y espinas».
I. Primavera sin un final a la vista (Introducción y Allegro comodo).
II. Blumine (Pimpollo) (Andante).
III. A toda vela (Scherzo).

Segunda parte: «Commedia humana».
IV. ¡Mesurado! Marcha fúnebre a la manera de Callot.
V. Desde los infiernos (Allegro furioso).

Hay que tener en cuenta que el movimiento Blumine, que varias grabaciones incluyen junto a la Primera sinfonía (Ormandy, Ozawa, Gielen, Zinman, entre otros), sería suprimido por Mahler en 1896, al convertir este poema sinfónico en su Sinfonía Nº1. Pero la presencia de Blumine en esta «versión de Hamburgo» no es, por supuesto, la única diferencia con la versión definitiva de dicha sinfonía. Hay detalles más sustanciales en instrumentación, entre los que aparecen unos sonoros timbales al comienzo del (actual) movimiento 2 y, más extraño aun, una coda bastante distinta a la definitiva en el último movimiento.
La toma en vivo de la orquesta Philharmonisches Hagen dirigida por Antony Hermus transmite un clima de rusticidad muy acorde con esta versión revisionista, que nos deja apreciar no sólo el estado embrionario de una obra maestra como la Titán, sino también el estado embrionario del propio Mahler: Hans Rott.



Nota: este artículo fue escrito a pedido de Gabriel El Cuervo López, a finales de 2008. Fue él quien proporcionó una copia del presente disco al autor.

1 comentario:

  1. Magnífico post, Fernando. Como dices, no conoce bien a Mahler quien no llegó a conocer a Rott. Tengo algo para subir de él, también, en mi blog, pero sólo son "glosas"; lo tuyo es nuevo. Me adelanto a agradecer esta iniciativa. Qué camino tortuoso siguió la obra de Rott: recibir la fama después de dormir un siglo en el olvido. Para Hans sí que "su tiempo tardó en llegar"...

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