Las sinfonías de Shostakovich de principio. La integral de Haitink:
Cuarta sinfonía
Cuarta sinfonía
La Sinfonía Nº 4 en Do menor Op. 43 fue estrenada el 30 de diciembre de 1961 por la Filarmónica de Moscú bajo la dirección de Kirill Kondrashin. Aunque D. Shostakovich preparó la prémière para diciembre de 1936; por diversas circunstancias, esta obra tuvo que esperar 25 años para ser ejecutada por primera vez en público.
A finales de los años 20 y principios de los 30, el joven compositor trabaja en el TRAM (siglas en ruso de Teatro de la Juventud Trabajadora) y tras presentar las «oficialmente» exitosas sinfonías 2ª y 3ª, dedica sus esfuerzos a la composición de música teatral, además de música para películas y piezas incidentales para la escena. Destaca, sobre todo en este periodo, su ópera Lady Macbeth del distrito de Mtsensk, estrenada el 22 de enero de 1934 en el Teatro Maly de Leningrado. Pese al gran éxito, tanto a nivel popular como oficial, que obtuvo al inicio, Lady Macbeth es protagonista, como veremos, en la particular historia de la Cuarta sinfonía.
Antes de describir esta sinfonía, otra obligada referencia es la amistad que Shostakovich mantuvo con Ivan Ivanovich Sollertinsky, una amistad que duró desde 1927 hasta la muerte de este en 1944. Era Sollertinsky un hombre de una sólida formación humanística y musical, profesor del Conservatorio de Leningrado y director artístico de la Filarmónica de esta ciudad. Gracias a él se introdujo el joven Dmitri en la música de Gustav Mahler y en la fuerte influencia que ésta tuvo en la composición de la Cuarta sinfonía. Efectivamente, estamos ante la más mahleriana de todas las sinfonías de Shostakovich. Por sus requerimientos orquestales (la orquesta ocupa a más de 100 músicos); la gran carga técnica y emocional que la interpretación les exige a éstos; la duración, de más de una hora; la sucesión alterna de melodías de apariencia trivial con otras de profundo calado sentimental; etc.: cantidad de detalles evocan en esta obra al genio austriaco.
Tras abandonar unos bocetos previos, Shostakovich comienza a componer, desde septiembre de 1935 hasta mayo de 1936, una sinfonía destinada a marcar la diferencia con las dos anteriores y recoger las nuevas tendencias musicales que había estado estudiando y desarrollando en el campo de la composición. Como él dijo en una entrevista en 1935: «Lo fácil sería transitar por caminos trillados, pero eso sería indolente, inútil y carente de interés. No temo a las dificultades». No suponía el joven Shostakovich que dificultades, diferentes a las que él se refería, se le presentarían a mitad del periodo de composición de la sinfonía. El 28 de enero de 1936 aparece en Pravda (el periódico oficial del Partido comunista de la Unión Soviética) un editorial sin firma con el título «Embrollo en lugar de música». Dicho artículo ataca fuertemente la ópera Lady Macbeth y su música, recomendando a los teatros de la Unión que la retiraran del cartel. Los rumores apuntaban que el mismo Stalin estaba detrás de esta campaña. Otros dos artículos («Falsedad en el Ballet» el 3 de febrero y «Claridad y simpleza en el lenguaje artístico» el 13 de febrero) acaban de completar el conjunto de acusaciones contra el compositor y su música, a los que tachan de «formalista». Por motivos de espacio no ahondaremos en este primer enfrentamiento entre Shostakovich y el régimen soviético, baste con reflejar el grave inconveniente que esto supuso para el artista y la obra que aquí se comenta.
La estructura musical de la sinfonía tampoco es sencilla de presentar. Dividida en tres movimientos dispuestos de forma simétrica, es decir, primer y tercer movimientos de gran duración (más de 25 minutos cada uno) y un segundo movimiento corto (8 a 10 minutos); un diseño que complica de forma notable los primeros acercamientos del oyente a la obra.
Para incrementar esta dificultad más aun, en el primer movimiento (Allegretto poco moderato – Presto) el autor juega a ocultar la forma sonata típica de los movimientos iniciales de las sinfonías. Pero lo hace al estilo Shostakovich, usándola pero, a la vez, volteando todas las reglas de la forma allegro de sonata. La poca definición de los temas principales, que en todo momento se ven rodeados por los motivos secundarios, dando la sensación de que todo el movimiento es desarrollo, diluyendo la exposición y la recapitulación de los temas principales en una gran cantidad de material secundario. Todo este ejercicio de dominio compositivo hace que el movimiento suene al escuchante más como una fantasía libre que como un movimiento inicial de sinfonía. El segundo movimiento (Moderato – con moto), escrito en forma de rondó, al estilo de un intermezzo mahleriano, dos temas contrapuestos que en algunas de sus variantes recuerdan a algún scherzo de la segunda y, sobre todo, de la Séptima sinfonía del autor de La canción de la Tierra. Si bien Mahler está presente en toda la sinfonía, en ningún lugar lo está tanto como en el principio del tercer movimiento (Largo – Allegro), una mahleriana marcha fúnebre que acaba desembocando en una larga serie de fragmentos rápidos con un amplio rango de estilos; desde lo irónico y absurdo hasta lo profundamente reflexivo pasando por lo despreocupado e incluso, lo ambiguo; pero todos con el común denominador del ritmo bailable, frecuentemente el vals. El final comienza cuando desparece la sensación de baile, recordando la marcha fúnebre en sentido inverso y concluyendo en un pedal de grandísima intensidad emocional. Otro elemento de confusión para el oyente, contra los que opinan que este movimiento es el que más carga sentimental, complejidad y calidad tiene de toda la sinfonía; otros muchos consideran el tercer movimiento como un simple batiburrillo de estilos inconexos.
A pesar del ambiente político represivo que le rodeaba (no hay que olvidar que el primer proceso de Moscú había tenido lugar en agosto de 1936) , Shostakovich continuó con la preparación del estreno de la obra para el 11 de diciembre con la Orquesta Filarmónica de Leningrado y su titular Fritz Stiedry al frente. No se conoce el porqué, los rumores apuntan a la presión ejercida por el partido sobre el gerente de la Filarmónica, pero en un momento de los ensayos, Shostakovich decide suspender el estreno, aduciendo que la partitura no estaba completa. Sea como fuere, esta decisión salvó su carrera, incluso puede que su vida. Tras la desestalinización las autoridades culturales promovieron de forma efusiva la recuperación de la Cuarta sinfonía, para lo cual hubo de recomponerse la partitura (perdida durante la Segunda Guerra Mundial) con las particellas individuales de cada instrumento que se conservaban aún en poder de la Filarmónica de Leningrado.
«Yo no compongo para Pravda, yo compongo para mí mismo», cuentan que gritó Shostakovich, cansado de oír los consejos de los músicos amigos cuando les presentaba la sinfonía y éstos le urgían a retirarla. Por la London Philarmonic Orchestra bajo la dirección de Bernard Haitink, tenemos la oportunidad de escuchar, como si fuéramos el mismo Shostakovich, esta monumental sinfonía, que, a pesar de ser una de las menos ejecutadas, es una de las obras más personales y fascinantes del compositor ruso.
Felicidades Fernando, una reseña estupenda que hace honor a la grabación que propone. Espero leer qué dice de la que para mí es la pequeña perla de la integral (aparte de la nº13), esa nº14 cantada en los idiomas originales, no deja nunca de hacerme gracia escuchar a Lorca en boca de Fischer-Dieskau. Un saludo
ResponderEliminarLever:
ResponderEliminarLamentablemente no conozco esa 14ª, pero llegará como parte de esta serie. Sin embargo, la Babi Yar y la Octava son puntos altísimos de esta integral.
Gracias Lever por tus palabras. Reitero mi admiración por tu magnifico blog. Efectivamente tanto A Fischer-Dieskau como a Julia Varady no se les entiende nada en los poemas de Lorca, cosa que probablemente no sucede con los otros idiomas(salvo el ruso).
ResponderEliminarYa llegaremos a ella.
Fernando (Las Palmas)
Lever.. tu seguimiento y tu propio aporte son el mejor legado y homenaje que se le pueda dar a nuestro amigo el Cuervo; él desde sus partículas hoy convertidas en estrellas y por medio tuyo nos desmuestra que nunca fue una estrella fugaz, que es un planeta a donde vale la pena acudir en busca de armonía y paz. Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias por permitirme escuchar al gran Shostakovich
ResponderEliminarhace poco fui a ver lady macbeth al teatro sin conocer al compositor y me gustò muchisimo lo que escuchè. gracias por compartir! un abrazo
ResponderEliminarhola. trato de descargar y me dan error los links de esta 4ta. estaran bn o debo volver luego a ver si ya estan ok? gracias x tu atencion.
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