miércoles, 5 de enero de 2011

Mahler: discografía esencial. Sinfonía Nº 5 (2/4)




Continuamos el recorrido por la discografía de la Sinfonía Nº 5 de Mahler. En este tramo, nos encontramos no sólo con la mejor de todas las grabaciones de esta obra, sino con otra que, cercana en excelencia, puede considerarse sin dudas una «joya oculta» de la misma.



Barbirolli, la mejor versión
Avanzamos poco más, y mediando grabaciones polémicas de Hermann Scherchen y un notable registro de Václav Neumann con la Gewandhausorchester de Leipzig (considerado referencial por muchos, aunque aquí prefiramos su versión con la Filarmónica Checa de 1977), arribamos al punto más alto que un director alcanzó con la Quinta sinfonía de Mahler en lo que a discos se refiere. Estamos hablando de la versión que John Barbirolli registró en estudio junto a la New Philharmonia Orchestra (la orquesta de EMI que se resistía en ese entonces a ser disuelta), entre el 16 y el 18 de julio de 1969, en Londres. Barbirolli había llegado a Mahler casi de casualidad una década y media antes, después de que un periodista elogiara su estilo y sugiriera que la Novena de este compositor le calzaría como anillo al dedo. En el tramo final de su carrera (y de su vida), el conductor inglés de origen italiano se metió en los estudios para ofrecer dos versiones iconoclastas de las sinfonías 5 y 6.
La de la Quinta es más lograda quizá porque saca sonidos nuevos de la partitura sin llegar a subvertirla. El primer movimiento es una demostración brutal de la claridad de conceptos de Barbirolli, metiendo a la marcha fúnebre en tempi amplios como nunca hasta entonces, haciendo oír a una orquesta Philharmonia de un empaste notable. Luego, el segundo movimiento, está concebido como era originalmente, parte del primero, y por ello Barbirolli exprime hasta lo imposible el poder de una pieza indicada como «Stürmisch bewegt» sin hacer que «tormentoso» se confunda con «desaforado» (como le pasaría a Solti poco después o había hecho Scherchen antes).
Tras un Scherzo hipnótico como el que más, Barbirolli sorprende luego con un Adagietto que, contraviniendo lo propuesto en los tres movimientos anteriores, no se hace más lento sino más ligero. Así, y en un giro de las cosas, esta versión de este director se conecta con la de Walter, con la que no parecía tener afinidad.
Su Adagietto es, sí, más ligero, pero no por ello menos rico en matices (en este sentido pareciera superar a Walter en el modo de darle claridad a la orquesta sin siquiera arrimarse a la gelidez), de modo que cuando llega el Rondó finale en «attaca» todo acaece con la naturalidad con que fluye el curso de un arroyo.
Es esta Quinta, como decimos, el punto más alto de todas las grabadas, lo cual no es un mérito menor, habida cuenta de la enorme competencia que hay (en cantidad y calidad) con esta obra.


Farberman, joya oculta
A diez años de la versión de Barbirolli, un director estadounidense iba a ofrecer otra lectura notable en un disco que hace poco parece haber sido «redescubierto» junto a sus otras versiones de sinfonías de Mahler. Estamos hablando de Harold Farberman, percusionista y también compositor, que grabó un ciclo parcial de Mahler junto a la London Symphony Orchestra y la Royal Philharmonic Orchestra. Con la Sinfónica, Farberman hizo de la Quinta y de la Sexta maravillas que hoy merecen ser escuchadas por cualquiera que crea ya tener elegidas las mejores versiones.
En principio, su Quinta puede ser equiparada con la de Barbirolli por la amplitud de sus tempi. Es la suya quizá la más extensa de todas las versiones de la Sinfonía Nº 5. Pero las similitudes con Barbirolli concluyen ahí y en el alto nivel de su lectura. Porque en lo demás, Farberman es aun más subversivo.
Su primer movimiento es más lento que el de Sir John, así como el segundo, aunque éste suena al mismo tiempo menos ampuloso y pesado. Resulta grave y a la vez moderno, sensación que se repite al escuchar el brutal Scherzo que le sigue, del que lamentablemente no tenemos datos del trompista que hace el corno obligado. En el Adagietto, Farberman sí que persiste con la lentitud de sus versiones, y exprime a tal punto la veta romántica de esta página (¿carta de amor de Mahler a Alma?) que uno no puede menos que sentirse atrapado por la belleza sincera de su sutil melodía, sin pudor, porque el director no permite que ese romanticismo degenere en balbuceos edulcorados. Ni siquiera se permite, quizá, que este Adagietto tenga algo de patético (como sí probará luego Bernstein, no sin fortuna).
El director concluye con la London Symphony a pleno y los oyentes, lamentando que el sonido conseguido en este registro, correspondiente a los primeros escarceos digitales, no le haga honor a Farberman: en este sentido, también, queda por detrás de la grabación de Barbirolli, un verdadero orgullo de EMI [ver más sobre la versión de Farberman en Oído Fino].


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3 comentarios:

  1. Thank you!
    There is an out-of-print recording with Kubelik and the Concertgebouw Orchestra from 1951 (Tahra). Would it be possible to share it? Thank you very much!

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  2. Please, do not comment in "anonymous" function.

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  3. Fantastica serie de Mahler. De la quinta tengo varias versiones pero no he oido la de Barbirolli.

    Mil gracias

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