Concierto de un hombre devastado
Cuando los románticos quieren hablar de Robert Schumann, nos dicen que fue un compositor sólido, hábil y respetado por sus contemporáneos. Nos dicen también que vivió cerca de quince años de feliz matrimonio con Clara Wieck, y que sus trabajos como crítico y analista musical le dieron una fama que perdura hasta nuestros días.
Cuando son los realistas quienes hablan de Schumann, nos recuerdan que al inutilizarse accidentalmente dos dedos tuvo que abandonar para siempre su deseo de convertirse en un gran pianista. Nos dicen que también fracasó en su intento de llegar a ser abogado y que fue expulsado de la Universidad de Heidelberg por su afición a la bebida. Además, tuvo que luchar a brazo partido para obtener a Clara en matrimonio, ya que Friedrich Wieck, quien había sido su maestro de piano, no lo quería como yerno.
De estas dos visiones más o menos contradictorias de la vida de Schumann se puede sintetizar, quizá, el conflicto que lo llevó a terminar su vida internado en un asilo para enfermos mentales, añadiendo su nombre a la lista de compositores (Chabrier, Donizetti, Gurney, Perosi, Smetana, Thomas, Vanhal, Wesley, Wolf ) que perdieron la razón.
El último acto de Schumann antes de ser internado en el asilo fue intentar ahogarse en el río Rhin, siendo una de las causas probables de ello las violentas críticas que recibió por su incompetencia como director de la Orquesta de Düsseldorf. A pesar del triste fin de Schumann, la historia parece confirmar el hecho de que la salud mental le duró algunos años más que lo previsible gracias a la presencia en su vida de Clara Wieck, a quien la historia, casi siempre escrita por hombres, conoce como Clara Schumann.
Esta notable mujer fue una de las mejores pianistas de su tiempo, y una buena parte de la obra pianística de Robert Schumann le debe su inspiración. Clara sobrevivió a su esposo por 40 años, y durante todo ese tiempo se dedicó incansablemente a tocar y promover la música de su esposo por toda Europa, tal y como lo había hecho en vida de él.
En el año de 1841, a instancias de Clara, Schumann hizo una breve pausa en su pensamiento pianístico para volver los oídos hacia la orquesta. Fue así como nació su Primera sinfonía, que inmediatamente después de ser terminada fue estrenada por Felix Mendelssohn con la famosa Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Poco después, sin embargo, Schumann volvió al piano y escribió una pieza en un movimiento, para piano y orquesta, a la que tituló Fantasía, y que fue tocada por Clara en ese mismo año de 1841. En los años siguientes, Robert y Clara realizaron juntos algunas giras de conciertos por Europa, giras en las que Schumann era considerado generalmente como el esposo de la gran pianista, cosa que aumentó su depresión y lo hizo refugiarse continuamente en la bebida.
Llegó así el año de 1845 y Schumann decidió que ya era tiempo de componer un concierto para piano. Retomó entonces la Fantasía que había escrito en 1841 y la convirtió en el primer movimiento de su nuevo concierto. Los otros dos movimientos fueron terminados en 1845 y la obra se estrenó en Dresde el 4 de diciembre de ese año, con Clara en el piano y Ferdinand Hiller, amigo del compositor, al frente de la orquesta.
Este concierto, considerado como una de las obras más importantes de Schumann, fue publicado en 1846 con una dedicatoria a Hiller.
Pocas semanas después, Clara tocó la obra en Leipzig con la Orquesta de la Gewandhaus dirigida por Mendelssohn, y al igual que en el estreno, el concierto fue recibido con frialdad. Fue muy poco a poco que esta pieza adquirió la merecida popularidad de la que hoy goza, como uno de los conciertos para piano más evocativos del espíritu romántico. Sin embargo, años más tarde, el Concierto para piano puso a Schumann en el centro de uno de los conflictos más violentos de su vida. El 17 de mayo de 1856 apareció en un periódico de Londres una crítica firmada por H.F. Chorley, que decía así:
La principal novedad de la noche fue la ejecución de Madame Schumann del Concierto en la menor del Dr. Schumann, que fue recibida con una calidez bien merecida por la interpretación de la dama. Como no podemos imaginar que este concierto sea adoptado por ningún pianista de Londres, nos abstendremos de hablar más de esta composición.
Una vez más, Schumann era considerado simplemente como «el marido de Clara Wieck», y no como un personaje musical por derecho propio. Dos meses después de la aparición de esta crítica, Robert Schumann murió, loco, en un asilo privado de la ciudad de Endenich, cerca de Bonn.
Allegro affettuoso
Intermezzo: Andantino grazioso
Allegro vivace
Texto del programa para la temporada 2010 de la Orquesta Sinfónica de Minería (México)
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Para disfrutar de esta obra fundamental del repertorio del concierto pianístico, proponemos una versión que reúne a dos de los músicos más importantes del siglo XX: el recordado Sergiu Celibidache (para algunos, el director más grande de la historia) y el genial pianista argentino Daniel Barenboim. Junto a la Filarmónica de Munich, en tomas en vivo de 1991, ofrecen una mágica versión del concierto de Schumann. El disco está acompañado por una no menos brillante interpretación del Concierto para piano Nº 1 de P. I. Chaikovsky.
Gracias a quien originalmente puso este disco en la red.
Una consulta, no hay problema que coloque un link hacia vuestro blog en el mio ? mas de alguna persona querra contagiarse de Mahleria. Saludos y se agradece los conciertos de estos dos genios.
ResponderEliminarNo hay problemas, bienvenido el link
ResponderEliminarEntonces a difundir tan buen blog =)
ResponderEliminarGracias por ese excelente disco, una maravilla realmente.
ResponderEliminarDiscazo! Muchas Gracias!
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