Harnoncourt: Schubert en Amsterdam
Nikolaus Harnoncourt es, dicen, de esos directores a los que se los ama o se los odia. No me cuento entre ninguno de los dos bandos: de él tengo oída la mejor Novena de Beethoven, nada menos que una obra en la que la competencia es abrumadora. Con la Chamber Orchestra of Europe, y en una particular «versión intermedia» de su enfoque «historicista», el músico redujo el número de cuerdas y mantuvo los instrumentos modernos, ofreciendo una reveladora sonoridad de esa obra maestra, de las más excelsas jamás compuestas.
Otro tanto puede decirse de su Bruckner con la Filarmónica de Viena (estoy pensando en la Séptima, pero también en la Quinta y la Novena): el director alemán ocupa el podio como un hilandera que saca lo más sedoso de la célebre orquesta para una versión de tal lejano lirismo que aunque resulta apasionante conviene oírla después de algún otro registro de referencia.
Harnoncourt grabó con la Royal Concertgebouw Orchestra de Amsterdam una integral de las sinfonías de Schubert que no he tenido la suerte de oír. Sí puedo decir que el conductor eligió las partituras originales (sin correcciones) y en esa línea, sin instrumentos «de época» sino con esta monumental orquesta moderna, ofreció versiones que buscaban ser lo más fieles posibles a lo que se supone eran las intenciones del compositor.
La presente versión de la Sinfonía Nº 8 «Inconclusa», ofrecida por la RCO como parte de los regalos por su 120º aniversario, es una toma en vivo de 1997, más o menos la época en que se realizaron algunas grabaciones de la integral publicada por el sello Teldec.
El resultado es muy particular. Primero, no puede decirse que el sonido sea perfecto: el público parece haber querido responder con toses y carraspeos a la orquesta en todo momento (¿será la época del año?). Segundo, la lectura de Harnoncourt es tremendamente particular y ni siquiera la orquesta parece cómoda al tocarla. Ello hace que excepto en algunos momentos (en especial del segundo movimiento), la maquinaria comience encajar de a poco, hasta concluir, ya avanzada la obra, en una inspirada y novedosa versión, que ilumina aspectos desconocidos en lecturas más convencionales.
Para amar, odiar o simplemente seguir con interés los caminos de este gran conductor, sírvase entonces esta grabación de la «Inconclusa», que se presenta aquí con los cortes en los tracks y la eliminación del murmullo, los estornudos y las carrasperas de las pausas.
Hola Fernando.
ResponderEliminarHe escuchado esta versión con mucha atención y con la partitura delante. Como siempre, Harnoncourt, abandonado el periodo barroco, se adentra con peculiaridad. Pondré lo que más me ha gustado y lo que menos:
1. Harnoncourt es trasparente. Si bien no usa instrumentos originales, huye de los vibratos exagerados y de la densidad. Por ejemplo, los timbales son claramente de tripa o consigue un sonido similar. También consigue una luminosidad y un acercamiento a los matices de la partitura que no dejan indiferente. Es un detallista de la frase, busca pequeñas frases dentro de las grandes. Un trabajador nato.
2. Lo que menos me gusta es alguna falta de precisión (lógico al tratarse de un registro en directo). También echo de menos cierta ampulosidad, pues al fin y al cabo no deja de ser una música del primer romanticismo.
En todo caso, una versión diferente y sincera que recomiendo.
Gracias por tus apreciaciones, Manuel. En unos días sale el artículo dedicado a tus obras.
ResponderEliminarUn abrazo.