Presentación
¿Qué es eso a lo que llamamos «música» y que tanto nos gusta?
Nadie duda que esta realidad básica y fundamental, tan difícil de definir, a la que denominamos así, sea uno de esos pocos placeres arraigados en el género humano prácticamente desde su aparición sobre la Tierra.
La música, ya lo hemos dicho en muchas ocasiones, como toda manifestación artística, es un producto cultural que siempre se produce en un espacio y un tiempo determinados. Y como señalaba el antropólogo Marcell Mauss, el fin de cualquier fenómeno estético es producir una experiencia sensorial placentera y desinteresada a través de la expresión de ideas, circunstancias, pensamientos, sensaciones, sentimientos…
Por lo tanto, cuando intentamos dar una definición de música lo hacemos, indefectiblemente, de forma consciente y deliberada, desde nuestro planteamiento cultural occidental, con toda la carga espacial e histórico-temporal que ello comporta. Estamos seguros de que para otras culturas más o menos orientales, en otros tiempos, nuestras expresiones tendrán poco o ningún sentido. Quien haya escuchado alguna vez, por ejemplo, un gamelan balinés o un shakuhachi japonés entenderá perfectamente todo lo anteriormente dicho.
Tres jóvenes músicos de La coronación de Fernando II de Aragón como Rey de Napoles por Benedetto da Maiano
Según el Diccionario de la RAE, se entiende por música: «1. f. Melodía, ritmo y armonía, combinados. 2. f. Sucesión de sonidos modulados para recrear el oído. 3. f. Concierto de instrumentos o voces, o de ambas cosas a la vez. 4. f. Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente...».
Otros tres jóvenes músicos de La coronación de Fernando II de Aragón como Rey de Napoles por Benedetto da Maiano
Como podemos observar esta última acepción, posiblemente la más utilizada, debe mucho a aquella del filósofo Jean Jacques Rousseau, quien en su artículo sobre la «música», para aquella primera edición de la Encyclopédie ou dictinnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers (Enciclopedia o diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios), publicada por Diderot y D’Alambert, entre 1751 y 1772, en París, la definía así: «Musique est l’art de combiner les sons d’une manière agréable à l’oreille» («Música es el arte de combinar los sonidos de una manera agradable para el oído»).
No olvidemos que Rousseau también fue músico, llegando a escribir, en 1752, un intermedio de estilo pastoral, Le devin du villaje (El adivino de la aldea), que tuvo bastante predicamento en su tiempo, traducido al holandés, al inglés y al alemán, representado en toda Europa, e incluso en 1790 en Nueva York, hoy totalmente olvidada, y que sirvió de base y modelo para la Bastien und Bastienne de nuestro admirado W. A. Mozart.
En los textos más especializados se suele definir la música, de una forma más ajustada, como «el arte de organizar los sonidos y los silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo». Pero, claro, esto nos llevaría ahora a tener que explicar qué entendemos por melodía, armonía y ritmo, asunto al que renunciamos, por ahora, para no resultar demasiado pesados.
La música contiene dos elementos: el material acústico y la idea intelectual. Ambos no se hallan yuxtapuestos como forma y contenido, sino que se combinan, en la música, para formar una «imagen» unitaria. La idea intelectual convierte al material acústico en arte de los sonidos. Con el intelecto, la música adquiere historia, historia de la música como historia de la cultura y del pensamiento. La música suena en cuanto expresión y gesto de su época, y sólo como tal puede comprendérsela por completo.
Por lo tanto, como todas las realidades básicas y fundamentales, el concepto de Música ha ido evolucionando desde su origen hasta la actualidad. Tratar de explicar ese proceso es lo que pretenderá esta serie que he dado en titular «Historia mínima de la música». Y será mínima porque tendrá sólo 10 capítulos, dedicados cada uno de ellos a uno de los grandes períodos de la historia.
Que nadie espere un tratado de musicología reducido. Sería demasiado osado por mi parte, y además imposible hacer referencia, en tan poco espacio, a todos los aspectos teóricos y prácticos que engloban en toda su extensión y profundidad esta maravilla de la creatividad humana.
Por supuesto que en algunos momentos se harán algunas referencias a la acústica, a la organología, a la iconografía, a la praxis interpretativa, a las biografías de los grandes compositores, a la fisiología, la psicología y la sociología de la música, a la filosofía, a la epistemología y a la estética, a la pedagogía, a la etnología, e incluso a la crítica musical, aunque no sea más que de pasada.
Cada capítulo se abrirá con una pequeña presentación, se hará referencia a la realidad político-social del momento, a la cosmovisión en que se inserta la correspondiente epistemología y teoría musical, al proceso creativo característico del momento, se apuntarán los estilos y las formas musicales más utilizados, se citarán los compositores más destacados, y se seleccionará un ejemplo musical que le caracterice.
En esta aventura apasionante me acompañarán, en determinados capítulos, personas que transitan estos mismos caminos, que están tan enamorados como yo de esta maravillosa manifestación humana. Estoy abierto a colaboraciones, ideas, sugerencias…
Si en estos ensayitos encuentran ustedes entretenimiento e información agradézcanselo a nuestros anfitrión, el amigo Fernando, que me ha prestado tan bondadosa y gentilmente este espacio para poder expresarme, pero si se sienten ustedes defraudados o encuentran muchas incorrecciones demándenmelo sólo a mí, que como ustedes saben sólo soy un ignorante e imprudente gato, seguro que el último gato de este callejón.
Y para ilustrar musicalmente este post de presentación, y tratando de hacer referencia a todo lo dicho más arriba, he seleccionado parte del Sound of Earth (Sonidos de la Tierra) de las Voyager. Las sondas espaciales Voyager, lanzadas por la NASA en 1977 y que tardarán 74.500 años en alcanzar las proximidades de la estrella más cercana a nuestro sistema solar, llevan en su interior este disco de gramófono, que contiene sonidos e imágenes que retratan la diversidad de la vida y la cultura en la Tierra. Se diseñó con el objetivo de dar a conocer la existencia de vida en la Tierra a alguna posible forma de vida extraterrestre inteligente que lo encontrase, y que además tenga la capacidad de poder leer, entender y descifrar el disco. El contenido de la grabación fue seleccionado por la NASA y por un comité presidido por el astrónomo Carl Sagan.
Y entre los sonidos seleccionados aparecen músicas folclóricas variadas, gamelan indonesio, percusión africana, rock and roll, sonidos aborígenes australianos…, y lo que nosotros hemos dado en llamar música académica o culta. Bajo este rubro aparecen tres composiciones de J. S. Bach, dos de Beethoven, una de Mozart y una de Stravinsky. Lo que aquí les dejo es la primera que aparece en el disco, el Concierto de Brandeburgo n.º 2 de Johann Sebastian Bach. Allí está en la versión de Richter con la Orquesta Bach de Múnich, y yo les traigo la de mi admirado Jordi Savall con Le Concert des Nations. ¡A disfrutar…!
Salud, paz y una sonrisa por favor.
Bravo!!
ResponderEliminarQue gato más despierto e inteligente!
¡Bien, gato! Espero ansioso tu historia. ¡Animo!
ResponderEliminarGracias Gato por este emprendimiento, sin duda que todo suma, aunque debo hacer un comentario crítico, con el único ánimo de ayudar al proyecto, creo que se debería revisar el concepto del antropólogo Marcell Mauss sobre la definición de la expresión estética, yo creo que no hay solo una búsqueda de lo placentero sino que toda expresión está intimamente ligada a su realidad histórica, si pensamos solo en lo primero separamos los elementos que constituyen a una obra de arte dejando solo uno y esto creo es un concepto muy parcializado.
ResponderEliminarGracias.
Arnoldo
Vamos a disfrutar todos por este viaje sonoro por la historia de la música. Bienvenidos a bordo y, como diría el Gato Sierra... ¡miau!
ResponderEliminarFelicitaciones por este magnifico artículo inicial, delimitando perfectamente el punto de partida de ese viaje que menciona Fernando G. Toledo. Viniendo del Gato Sierra, la perspectiva que se nos abre es impresionante. Yo, desde luego, ya estoy rumbo a la segunda etapa.
ResponderEliminarElgatosierra al aparato.
ResponderEliminarMuchas gracias Claudio, es usted muy amable; muchas gracias Barullo, su espera tendrá cumplida recompensa; muchas gracias Arnoldo, con sumo placer volveré sobre el Maestro Marcell Mauss, pues siempre se aprende algo de él; muchas gracias amigo Toledo, usted seguro que será partenaire mío en laguna de las etapas; y muchas gracias amigo León, usted también será requerido en alguna etapa para ayudar a este ignorante e imprudente gato, sin duda el último gato. JAJAJA
Reitero mis agradecimientos a todos los amigos.
Salud, paz y una sonrisa por favor.
Elgatosierra
Hola a todos:
ResponderEliminarDesde el veintiséis de junio pasado, fecha en que Fernando nos comunicó el fallecimiento de Gabriel y posteriormente, el seis de julio publicó la despedida en el Blog de El Cuervolopez, no he frecuentado estos puntos de encuentro que amablemente algunos ponéis, en este caso Fernando, a disposición de la comunidad de melómanos e forma tan brillante como desinteresada.
No sé muy bien porque me ha ocurrido esto ya que, antes de esa fecha, una de mis "obligaciones" diarias era la consulta del citado Blog. Probablemente sea por el impacto que me produjo la noticia, seguramente compartido por los eventuales lectores de este comentario. Sirvan estas líneas para expresar una vez más mi agradecimiento y respeto, discrepancias aparte, al amigo Gabriel.
En todo caso, dejando atrás el tono triste y nostálgico de las anteriores líneas, estamos de enhorabuena al seguir disfrutando de un Blog como este en el que se han dado cita buena parte de los colaboradores de su predecesor. Gracias Fernando.
Entre dichos colaboradores figura mi admirado y enciclopédico colega Elgatosierra al que felicito por esta iniciativa de La historia mínima de la música que a buen seguro nos hará disfrutar a los que, como yo a partir de esta fecha, seamos visitantes habituales de Oído Fino.
Saludos a todos,
Junfly
Muchos "miau" por este Curso que hará las delicias de muchos de mis alumnos. Sobre Savall y sus interpretaciones habría igualmente mucho para escribir, y "dejo caer" su grabación del "Réquiem" de Mozart por si algunos de los doctos colaboradores con "oído fino" quieren entrar en mayores disertaciones.
ResponderEliminarUn abrazo siempre agradecido desde Asturias
Le tengo un miedo al siglo XX de Don Gato... ¿Y, qué otra historia podría escribir sino una historia mínima?
ResponderEliminarElgatosierra al aparato.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Junfly, es un auténtico placer volver a encontrarte entre nosotros. Espero estar a la altura de tus expectativas.
Muchas gracias Pablo, esperamos los amables e inteligentes comentarios y sugerencias tanto tuyos como de tu alumnado. Siempre seréis bienvenidos. Y, por qué no te animas tú mismo con el maravilloso "Réquiem" de Mozart por mi querido Savall.
Estimado Rostropovi de qué tienes miedo, si ya sabes que se admiten sugerencias y colaboraciones. Y no entiendo tu pregunta final, podrías aclararla. En cualquier caso muy agradecido por tu comentario.
Salud, paz y una sonrisa por favor.
Elgatosierra
No había tenido tiempo de leer esta presentación de la Historia Mínima de la Música.
ResponderEliminar¡Felicidades, y adelante!