Sólo escribía obras maestras
>>SOLVEJG POLLET
Traducción de Fernando G. Toledo, a partir de la versión inglesa de Keith Anderson
La música de Florent Schmitt es vigorosa y corpórea, rompiendo con el arte francés de medios tonos. Desarrolló un lenguaje musical poderoso, lujurioso y apasionado. Su escritura es muy melódica, pero ello no le impide el uso de un lenguaje armónico tan rico como sensual, entrañando a veces cierta complejidad.
Su genio para manejar la orquesta lo ubica entre los grandes compositores de su época, pero él permanece inclasificable, ni impresionista, ni post romántico, ni neoclásico, pero al mismo tiempo ubicado en tales categorías.
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Hoy en día, Florent Schmitt parece haber sido olvidado, con la excepción de dos obras, el Psalmo XLVII y La tragedia de Salomé (un mimo drama en dos actos y siete escenas). En 1906, la primera performance del psalmo fue un éxito, y La tragedia de Salomé causó igual sensación. Esas dos partituras fundaron la reputación del compositor. En 1912, Stravinsky rindió tributo al compositor al escribir: «Querido y más que querido amigo, cuando aparezca tu brillante Salomé, podré pasar felices horas y horas recorriéndola, una y otra vez. Debo admitir que me ha brindado el mayor placer que me haya dado cualquier obra de arte en mucho tiempo».
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Es posible distinguir tres estadios definidos en el desarrollo de la orquestación de Schmitt, las obras tempranas, el período de desarrollo de 1900 a 1913 (durante el que escribió Rêves) y finalmente el período de madurez, con un poder creativo que continuó hasta su muerte.
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La Danse d’Abisag op. 78 es de aroma oriental. Fue inspirada por un pasaje del Libro de los Reyes: «Como el rey David era viejo, y entrado en días, cubríanle de vestidos, mas no se calentaba. / Dijéronle por tanto sus siervos: “Busquen á mi señor el rey una moza virgen, para que esté delante del rey, y lo abrigue, y duerma á su lado, y calentará á mi señor el rey”. / Y buscaron una moza hermosa por todo el término de Israel, y hallaron á Abisag Sunamita, y trajéronla al rey. / Y la moza era hermosa, la cual calentaba al rey, y le servía: mas el rey nunca la conoció». La obra fue escrita en 1925, antes de la composición de Salammbô. La Danse d’Abisag, que representa la danza de la joven ante el rey, fue estrenada el 17 de junio de 1925 en la Opéra-Comique, en una versión coreográfica bailada por Carina Ari y dirigida por Inghelbrecht.
La suite para violín y orquesta Haybessée op. 110 fue inspirada de manera similar por una leyenda islámica. Fue escrita en 1947 y estrenada en los Concerts Lamoreux bajo la dirección de Eugène Bigot, con Henri Merckel como solista, el 12 de marzo de 1948. El primer movimiento está compuesto en el estilo de un Scherzo mientras el Finale tiene gran complejidad rítmica. El compositor lo describía tanto como un baile de bodas como un acto de acción de gracias.
Rêves op. 65 fue escrita en 1913 y tocada por primera vez en los Concerts Cologne y Lamoreux, unidos en la ocasión bajo la dirección de Camille Chevilard. En el encabezado de la partitura se leen estas notas: «Vemos pasar nuestros días y nuestros sueños. Viejos amigos se nos muestran, como si viéramos sus retratos. Se distinguien en el decorado de la noche. Vienen a nosotros los pasos excitados de aquéllos que amamos y es cuando se oye el misterio en el umbral de las noches febriles (Léon-Paul Fargue)». La obra se basa enteramente en esta idea, como si la comentara, sin pausa, a partir de un ejercicio de color de la masa orquestal. La escritura musical es muy densa en texturas y rica en sombras sonoras. La melodía de apertura es presentada por el clarinete bajo.
La Sinfonía Nº 2 de Florent Schmitt op. 137 fue estrenada en el Strasbourg Festival el 15 de junio de 1958, año de la muerte del compositor, bajo la dirección de Charles Munch. A sus 88 años, el compositor fue ovacionado de pie por el público y la orquesta. René Dumesnil, al escribir para Le Monde, destacó en la sinfonía de Schmitt la presencia de la sensibilidad y la modestia, la ternura de la soprano solista en el Psalmo XLVII de medio siglo antes y la evidente calidad de sus primeras obras, todo ahora más fresco pero a la vez templado por una mayor solemnidad.
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Interpretan las obras la Rheinland-Pfalz Philharmonic, dirigida por su titular por años, Leif Segerstam y Hannele Segerstam (esposa del director) como violinista en Habeyssée.
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